Día 2 tarde: recorriendo el barrio de Alfama, Lisboa
Un paseo por el barrio de Alfama, Lisboa
El barrio de la Alfama es uno de los barrios más antiguos y típicos de Lisboa. Esto se debe, en parte, a que fue una de las zonas menos deterioradas durante el famoso terremoto de 1755, lo que le ha permitido conservar hasta nuestros días ese toque tan auténticamente.
Una buena opción para comenzar el recorrido por Alfama es subirnos al tranvía 28 aunque cuando vimos la cola para cogerlo... decidimos dejarlo para mejor ocasión. No nos parecía una experiencia muy agradable ir apiñados como sardinas en lata en un espacio tan reducido. Tendremos que volver a visitar la ciudad en otra época del año... es lo que tiene viajar en Semana Santa!!
Así que, con ánimo decidido, optamos por afrontar a pie el fuerte desnivel de las calles de este espectacular barrio.
Cerca de la Plaza del Comercio, desde donde partimos, podemos encontrar la Casa dos Bicos. Este edificio se construyó en el siglo XVI y es famoso por la originalidad de su fachada, compuesta por 1.125 piedras talladas en forma de picos. Hoy en día alberga la Fundación José Saramago y organiza exposiciones temporales y actividades culturales. Nos conformamos con disfrutar de su exterior (aunque nos encontramos la zona en obras) y proseguimos la marcha.
Casa dos Bicos |
A muy poca distancia se encuentra la Sé o Catedral de Lisboa.
Llevamos en la cabeza la típica imagen del tranvía amarillo cruzando por delante de la fachada de la catedral (esa imagen que se puede ver en postales por toda la ciudad...), pero lo que en realidad encontramos es una multitud de tuk-tuks apostados delante del edificio, esperando ávidos a los turistas dispuestos a pagar por un paseo ... la verdad es que le resta todo el encanto, una auténtica pena.
La fachada de la catedral es de estilo puramente románico, con dos grandes torres almenadas y un gran rosetón central. El interior (entrada gratuita) es austero y oscuro, aunque lo que siempre se agradece es poder sentarse un ratito a descansar y contemplar con calma la nave. La parte más interesante de la visita es quizá poder disfrutar de su claustro (en este caso si hay que pagar una pequeña entrada de 2,5€). Nos resultó una visita curiosa, no por la espectacularidad del mismo, sino por ser algo distinto. Y es que más que un claustro parece que estamos en unas excavaciones: se pueden ver restos romanos, árabes y medievales en los que parece que continúan aún trabajando.
Sé o Catedral de Lisboa |
Seguimos nuestro ascenso por las empinadas calles de esta parte de la ciudad. Durante nuestro paseo nos encontraremos con numerosos miradores. Quizás el más famoso de todos sea el de Santa Lucía, cubierto de buganvillas y paredes de azulejos. Sin duda, un magnífico sitio para descansar un momento y disfrutar de una panorámica extraordinaria.
Como nota curiosa, muy cerca del mirador hay una gran pared de azulejos donde se representa la Plaza del Comercio con el aspecto que tuvo antes del terremoto de 1755, y la reconquista del Castillo de San Jorge por parte de los cristianos.
Mirador de Santa Lucía, Lisboa |
Seguimos ascendiendo por las callejuelas hasta llegar a la Iglesia de San Vicente de Fora y un poquito más lejos, hasta el Panteón Nacional de Lisboa que con su gran cúpula blanca, que sobresale entre los tejados de Alfama (la hemos podido contemplar unos momentos antes desde el mirador de Santa Lucia).
El interior de la iglesia lo encontramos ya cerrado. Al igual que los numerosos puestos de la Feira da Ladra, una especie de mercadillo en el que se pueden encontrar desde antigüedades a libros, monedas, carteles… y que se concentra alrededor de esta zona los sábados. Por lo que volvemos sobre nuestros pasos hacia el Castillo de San Jorge.
Panteón Nacional de Lisboa |
El Castillo de San Jorge fue construido en el siglo V por los visigodos, aunque fue posteriormente ampliado por los árabes en el siglo IX, cuando se le conocía como “Castelo dos mouros”. En el siglo XII el castillo fué reconquistado por Alfonso Henriquez, primer rey de Portugal, mediante un asedio de tres meses en el que también participaron los cruzados. Muchos de ellos profesaban una especial devoción por el mártir San Jorge, motivo por el cual el castillo recibió su nombre.
Tras pagar el no módico precio de 8.5€ (precio año 2017) accedemos al recinto pasando bajo el Arco de San Jorge.
Nosotros nos dirigimos directamente hacia la fortificación interior conocida como Castillejo, que en realidad es la antigua alcazaba musulmana.
Se entra por la llamada Puerta de Moniz (cuenta la tradición que en el asalto de los cruzados durante la reconquista del castillo, el caballero Moniz detuvo con su cuerpo el cierre de la puerta sacrificando su vida pero permitiendo que sus compañeros pudieran acceder y alcanzar la victoria). La edificación todavía conserva once torres y es realmente espectacular. Es ese tipo de castillos que a nosotros nos encantan ya que te permiten hacer un poco el cabra recorriendo a pie la parte superior de sus murallas.
De las 11 torres que conserva la más destacada y de mayor altura es la Torre del Homenaje. Y como cueriosidad la Torre de Ulises contiene en su interior la llamada “Cámara oscura” desde donde se puede admirar una panorámica de 360 grados sobre la ciudad mediante un ingenioso periscopio que fue inventado por Leonardo Da Vinci en el siglo XVI.
Como podéis ver la visita merece totalmente la pena!! y no hemos llegado a lo mejor!!
Castillo de San Jorge, Lisboa |
Después de trepar un rato por la muralla nos damos un tranquilo paseo por jardines del castillo, donde podemos disfrutar contemplando los preciosos pavos reales que campan por allí a sus anchas.
Castillo de San Jorge, Lisboa |
Pero sin duda, el mayor atractivo del castillo, son las espectaculares vistas. El castillo en sí mismo es un enorme mirador que permite sacar las mejores fotografías de la Baixa de Lisboa: la Praça do Comercio, el elevador de Santa Justa, la Iglesia del Carmo... Uno de los mejores puntos de la ciudad para disfrutar de una preciosa y romántica puesta de sol.
Mirador del Castillo de San Jorge, Lisboa |
Con esta imagen en la retina dejamos el barrio de Alfama y buscamos un sitio donde picar algo, que el hambre empieza a apretar. Nos decidimos por entrar en el restaurante "Da Prata 52".
El sitio es pequeñito y no tiene muchas mesas por lo que es importante llegar pronto para poder sentarse. Se tiene que elegir un mínimo de dos tapas por persona (ya indicado en la entrada del restaurante) y no se puede pagar con tarjeta. Los camareros son super atentos y te explican la carta en perfecto castellano. Las raciones no son muy grandes pero estaba todo realmente delicioso. Entendemos las buenas críticas del tripadvisor!! Un lugar totalmetne recomendable!!
restaurante da Prata 52, Lisboa |
Solo queda coger el autobús de vuelta hasta nuestro hotel y disfrutar de un merecido descanso. Mañana más y mejor!!